Abrir las ventanas a los viejos fantasmas,
abrazar la oscuridad
e iluminar esta noche eterna con fuegos fatuos...
Me descubro aquí,
tan ajena y tan mía,
mitad bosque,
mitad mar,
encerrada en esta jaula de huesos, sangre y angustias.
Me descubro aquí,
muy dentro de mi,
alejada del mundo,
ausente de mi misma, de mis antiguos yos.
Oculta de mis propios odios,
ajena a mis propios amores...
Me abrazo y me perdono por mi autoabandono...
Abrazo mi oscuridad y me siento a la mesa a brindar con mis fantasmas internos...
Me descubro aquí,
renaciendo en mi,
amando mis sombras y mis luces,
volviendo a mi,
mi templo amado,
contemplando las heridas,
después de una batalla que me obligó a reverdecer...
