Hay un monstruo que me acecha entre las sombras, me observa, me siente, me acompaña…
Un monstruo me persigue mientras corro despavorida entre los callejones sombrios de este laberinto tallado en mi cabeza a fuerza de lagrimas, dolores y miedos, me grita entre mis silencios, quema mi piel mientras lo ignoro, llena mi cabeza de ideas sombrias, casi nefastas…A veces es gris, a veces blanco o transparente, a veces se viste de colores pero sigue siendo el monstruo que me acecha…
Es un cumulo de duelos marchitos, de dolores recalcitrantes. A veces me alcanza y me atrapa, es entonces cuando atraviezo el miedo y lo observo a los ojos y veo a traves de ellos un enorme vacio, descubro el alma detras del monstruo, ese que me atrapa y me libera, me arma y me desarma, ese monstruo que abre llagas en mi piel para luego lamer mis heridas, ese monstruo que me unde en la más absurda miseria, en una apatía insondable colmada de lagrimas secas, y me lanza al vacio donde se rompen mis huesos y mi voluntad…
Hay un monstruo que me atrapa desde lo más profundo y me condena a la más fria soledad, al abismo inconmesurable de la duda… Hay un monstruo que me carcome los segundos… Ese monstruo que me aterroriza y al que nunca logro esquivar habita en mi, y con terror descubro que somos uno, que ese monstruo del que huyo despavorida soy yo,.. Y no hay escapatoria de uno mismo…